El Museo Universitario de Arte Contemporáneo me encantó. Cuando uno piensa en México ésta no es por nada una de las imágenes que se vienen a la mente; uno piensa en edificios coloniales, combinaciones de colores llamativos, y uno que otro edificio descuidado de oficinas o departamentos de los años 50's, es inevitable. Sin embargo, con éste museo el panorama cambia completamente.
Enorme y con una larga pared frontal de cristal inclinada en un ángulo pronunciado y muros gruesos de concreto blanco. La entrada, con techo también de cristal y vigas de acero crean un juego de sombras muy dinámico y que dotan de vida al museo. Elegí ésta fotografía pues expresa un aspecto que me gustó: la combinación y armonía de los colores y elementos que remiten a una ligereza visual y espacial, con tonos blancos, grises, azules claros y verdosos. El juego y yuxtapocisión de elementos tan contrastantes resultan en una sensación de amplitud y libertad que invitan al usuario a recorrerlo, explorar e interactuar con él.
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